sábado, 31 de diciembre de 2011

De tú a tú

-No tengo nada que decir.

Esas fueran las únicas palabras que pronunció. Después de un año completo, después de 365 días seguidos, su única reflexión, la única frase que ha dicho tras valorar los aciertos y los errores, las cosas buenas y malas que ha acumulado, ha sido “no tengo nada que decir”.

Se acerca el final, en breves horas se va y ya para encontrarme con él, tendré que remover en mi memoria y seleccionar los momentos como las escenas de una película en mi reproductor de dvd, sin más. Dura poco, apenas unas horas, pero es el único instante en el que se le puede hablar mirándole a los ojos, viéndole desnudo al completo y sin que se guarde un as en la manga. Es la única vez que puedes sentarte a su lado y hablarle de tú a tú.

Tras sus palabras se hizo un largo silencio que parecía eterno y a decir verdad, en un principio esperaba más. Fijé mi mirada en él buscando una respuesta más ingeniosa que la dada, pero fue entonces, cuando le miré de arriba abajo, o quizás y mejor dicho, cuando le miré de enero a diciembre, cuando comprendí todo.

Estaba agobiado y cansado, demasiado cansado. Se nota que le pesan ya los días, pero no es para menos. Me ha recordado la catástrofe de Fukushima, las inundaciones de Tailandia, los conflictos de Oriente o las heridas que se reabren con los aniversarios de fechas mundialmente conocidas.

En un ámbito más cercano me ha enseñado, entre otras cosas, los cinco millones de parados de España, el 15-M, el fin de ETA pero no su entrega de armas, la corrupción y un goteo de dramas y penumbras que desolarían a cualquiera.

Quiero decirle que se anime, que no todo ha sido malo, pero no me sale...Tengo que ser sincera con él, quisiera que no se fuera con este mal sabor de boca, pero en general y como ciudadana, siento que ha sido un año complicado y merece saberlo, aunque a juzgar por su aspecto y las ganas de muchos de pasar página, ya lo intuye.

Entonces le cambio de tema. Pienso que para una vez que voy a estar con él, no le voy a machacar constantemente, porque estoy segura de que hoy lo ha escuchado ya más de una vez.

Le hablo de mí, no por animarle ni mucho menos, sólo porque quiero ser justa. Le cuento que a nivel personal mi balance es positivo y que, una vez más, he vuelto a aprender. Que tengo la certeza de que no soy la única y que, aunque se vaya silencioso, a oscuras y con la mirada baja, la ilusión es lo último que vamos a perder.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Distorsión


¡¡Cariño!!

¡Hace mucho tiempo que no sé nada de ti! Estoy muy ocupada con el proyecto y el trabajo, y mira si he perdido la noción del tiempo que a veces puedo distorsionar la realidad de tal manera, que no sé si estoy despierta o durmiendo y sueño con todo lo que tengo hacer. Te escribo para ver cómo estás, y que sepas que, aunque me voy cuatro días fuera, en cuanto llegue te dedicaré una noche solo para ti.

Espero que todo vaya genial y que aquello que me dijiste se esté solucionando. Nos tenemos que poner al día de todo, que me interesa muchísimo saber de tus últimas semanas. Nos vemos pronto. Saludos

           “Distorsionar la realidad y ver solo aquello que nos interesa saber”

jueves, 1 de diciembre de 2011

El premio de Sampedro

Apenas hace 48 horas que ha recibido el Premio Nacional de las Letras, cuando a través de una llamada por parte de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, le daba la noticia en pleno trayecto de Madrid a Málaga, la cual recibía con asombro y satisfacción.

El reconocido escritor y economista José Luis Sampedro se dirigía a su domicilio de Mijas (Málaga), un modesto piso al lado del mar que tiene una placa en la entrada en la que se puede leer “Avenida de la República” y, sobre las 20:00 horas, junto a su mujer, Olga Lucas, recibían a la prensa para hablar abiertamente sobre lo que suponía este reconocimiento que le ha llegado a sus 94 años y que ya veía como más probable recibirlo a título póstumo.

Sentado en su sillón en el cual posaba para los fotógrafos, comentaba que en este domicilio donde estará hasta la próxima primavera, tenía la Enciclopedia Británica con todos sus anexos y una bicicleta para hacer ejercicio en casa.

Su mujer, aquejada porque la casa olía a cerrado y las medicinas aún no las había guardado en su correspondiente lugar, respondía sin cesar al teléfono sin parar de narrar una y otra vez que la noticia les había pillado por sorpresa en pleno viaje.

Sampedro, una de las caras más visibles del 15M, lleva a sus espaldas 30 años de docencia, además de varias obras económicas y literarias. Reconocido por el Ministerio de Cultura como “uno de los más importantes escritores vivos en lengua española”, por fin ha recibido el galardón que brinda toda su trayectoria profesional.

Gracias por todo y enhorabuena de nuevo.

                                         (Fotografía de la Agencia Efe)

sábado, 22 de octubre de 2011

Diez segundos

La escuchaba decir que estaba segura de que era él y que nunca había sentido con tanta fuerza aquello que llamaban amor. Otros en cambio, reconocen que no es para toda la vida pero que, a pesar de ello, se trata de algo diferente que no se puede explicar, y que aunque llegue alguien nuevo y logre mover algo más profundo, aquello tenía un nombre y apellido imposible de copiar.

El factor tiempo no es el que marca la importancia que le otorgas a las cosas y ni siquiera la persona en sí tiene en su mano esa facultad. Es el sentir, el vibrar, el reír, el disfrutar, el compartir y aprender de manera mutua la que hace que la historia de toda una vida o de los últimos días alcance un lugar especial para tí.

Es diferente a todo lo que te rodea, te hace hablar de cosas ajenas a tu vida cotidiana hasta entonces, te aporta el equilibrio que tus días necesitan o la dosis perfecta de locura que la monotonía te pedía a voces. Es exactamente lo que nunca desearías o lo que pareces haber esperado cruzarte durante tanto tiempo.

Te has dado cuenta al mirarle, al pensarle cuando estabas acostado o mientras tomabais café. Has sabido que es para siempre, que merece la pena darle tu teléfono, que quieres volver a quedar o que nunca más, por las circunstancias que sean, le volverás a ver.

Es curioso y sonríes hacia dentro, porque sabes que es ésa persona o, por lo contrario, has sentido que no va a durar eternamente o incluso que cada uno de tus pasos en ese camino son contraproducentes, pero es algo verdadero y eso no se mide con años de relación.

Y es entonces cuando te arriesgas, cuando tomas esa decisión sin importar nada más y te entregas a sentir el tiempo que dure, por muy efímero que sea, pero sin la completa seguridad de lo que pueda suceder.

Desconocías lo que podía aportar a tu vida, lo que te haría madurar o empequeñecer aquella persona, lo que, en definitiva, pasaría entre vosotros, pero sólo has necesitado unos instantes para saber que querías vivirlo y no te lo querías perder. Y todo eso posiblemente en menos de un minuto, en sólo diez escasos segundos.  

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Tu canción

 A primera vista, cualquiera la podría juzgar con una simple palabra, un adjetivo pobre y genérico con el que marcarla de por vida, pero para la persona que la ha seleccionado en cuestión, esconde mucho más. Se trata de algo que traspasa las fronteras de lo perceptible, algo que reencuentra sensaciones ya pasadas y que lleva inscrito con un código indescifrable el paso de tu vida.

Te traslada a un momento, ese preciso instante en el que te diste cuenta que esa canción sería la banda sonora de aquella situación. Tan solo con oírla eres capaz de estremecer y sentir, como aquel día, todas esas sensaciones que engloban para ti esos cuatro minutos escasos.

Algunas son amargas y están llenas de tristeza y nostalgia, otras en cambio, nos sacan una sonrisa desde el primer segundo y la alegría de un recuerdo bonito es la mayor satisfacción que nos podía producir el volverla a escuchar.

Existen las que tienen nombre propio. Es ponerla y representar mentalmente esa figura que, para bien o para mal, no se puede borrar. Aun así, también hay algunas que todo lo que transmiten lo resumen en una frase, esa acertada combinación de palabras que deja reflejado perfectamente el sentimiento que nosotros no sabíamos cómo mencionar.

Se trata tan sólo de unos minutos mágicos, unas notas que definen esa situación especial que rememora lo ya vivido y que, para unos es una canción más que escuchar, y para otros, es un nombre, una etapa, una experiencia o una combinación de sensaciones que han hecho que ésa -canción- precisamente tenga que ser la elegida para tí.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Anti ortografía

Sonar con “uve” cuando en realidad se escribe con “be” o conseguir que hasta las “haches” más mudas parezcan que tienen melodía propia, es un arte que no todos aquellos que escriben consiguen dominar.

Las tildes omitidas, las comas inexistentes, los puntos que no dan pausa a ninguna de tus ideas o los nexos sin sentido alguno, son los principales aliados de aquellas personas que pretendan conseguir un texto que, a priori, suena bien, pero visto en profundidad, no nos muestra lo que se intentaba reflejar.

Después de analizar las claves necesarias para ser capaces de plasmar exactamente lo que uno desea transmitir, sin interferencias algunas ni dobles lecturas -en Ortografía- retrocedo un paso sobre lo expuesto entonces y desenmascaro los principales puntos para alcanzar el efecto totalmente contrario.

La trama, los posibles personajes y diálogos, la entonación con la que se lea... Todos son factores decisivos para engancharte y querer seguir, sin importar más. Pero fallos como los anteriormente expuestos son los que dejan entrever que, por ejemplo, no hay dos protagonistas, sino que pueda que haya alguno más o que incluso nunca haya existido alguno.

Que el lugar, objeto o persona que has imaginado tras ir leyendo cada una de esas palabras no es lo que habías pensado o que cuando habías visto una contundente afirmación, ahora comienza a asomar una tímida interrogación que cambia el sentido de las últimas líneas.

Es un doble juego con el que los más perspicaces acostumbran a escribir. Se trata siempre del mismo patrón, la misma cantinela que se repite una y otra vez, por eso, cuando se descubre la estructura utilizada, en la mano de cada uno está continuar con ello, o no...

viernes, 2 de septiembre de 2011

Septiembre

Este mes son días de cambios, días en los que los 30 grados que azotan el mediodía, dan paso, sin previo aviso, a una brisa fresca que invita a usar la rebeca que tan abandonada está en el armario. El otoño empieza a colarse por los resquicios de la puerta y, aunque algunos se resistan a aceptarlo, por el cambio de vida que éste -el otoño- conlleva, sólo es cuestión de tiempo asimilar que una nueva estación ha llegado.

Ahora es momento de iniciar nuevos proyectos. Parece ser el instante adecuado para intentar cumplir de nuevo esas promesas que ya habían sido rotas, como es volver a retomar los estudios, aprender ese idioma que tanto cuesta o ser fiel de una vez por todas a la rutina semanal del gimnasio.

El otoño invita a la reflexión, a los domingos acompañados de palomitas y películas y al horario fijo de comidas. Todo ello se ve acentuado con la llegada del invierno, el frío y las prendas gruesas que envuelven nuestros cuerpos.

El aire acondicionado es sustituido por la calefacción, los martes de juerga por los incondicionales sábados y la aparente despreocupación de los días, da lugar a la monotonía semanal que se produce de lunes a viernes sin cesar.

Los viajes planeados, a base de caprichos no concedidos, consiguen tener una fecha en el calendario y motivan el paso de las lunas. Los puentes, las fiestas navideñas y el cambio de año, como preludio de un posible giro en la vida, hacen del invierno, la más agridulce de las estaciones.

Todo ello da paso a la primavera, ese momento en el que todo se tiñe de multicolor y el sol empieza a ser un tímido compañero en las mañanas.

El recuerdo del mal tiempo en los meses anteriores, sumado con las ganas de ir más ligeros, hacen que los resfriados y las congestiones sean uno más por las calles, que ya empiezan a ser ocupadas por las terrazas de los bares y el gentío que las llena.

Y sin darnos cuenta, el verano, de tantas veces nombrarlo, se instala sin más. El moreno recubre la piel de todos, en mayor o menor grado, y los días están llenos de ganas de playa, noches que se alargan más de lo pensado y situaciones que hacen pensar que por larga que sea esta estación, siempre sabe a poco.

Aun así, un día te asomas y ves que el cielo comienza a estar nublado, que ya no apetece como hace días eso de estar sin rumbo en ninguna parte y que mañana tienes que levantarte para hacer algún recado sin demorarlo ni un día más. Entonces te levantas y te das cuenta que septiembre otra vez ha llegado.


miércoles, 29 de junio de 2011

Días de...

Despertase y un día más.
Así se sienten millones de personas cuando comienzan su particular batalla con la rutina que viene marcada por una fecha nueva e irrepetible en el calendario. Una oportunidad quizás única para hacer lo que pensaste ayer y que se te presenta como una posibilidad sin retorno hoy.

Todo ello va acompañado de nuestras propias circunstancias y sentimientos lo que hace que tengamos días productivos, días tristes, días sin sentido o un sinfín de posibles adjetivos que engloben tan sólo 24 horas.

Acostarse tan sólo un día con la sensación de no haber hecho nada que te llene es lo mismo que tirar tu vida a un pozo sin fondo, aunque, si esas noches de reflexión están contadas, quizás no haya por qué alarmarse. Aun así, vivir en ese estado debe hacer que uno se replantee cómo está utilizando cada uno de sus minutos, esos que suman horas, que al final se cuentan en días y que conforman nuestra existencia aquí.

Ve a un lugar que te apetezca visitar o volver a ver, estudia para aprobar ese parcial, habla con aquella persona si tanto lo necesitas, corre media hora después de trabajar, pero procura, sobre todo, que cada noche puedas dormir sin esa sensación de no haber hecho nada.

Quizás un periodo de tiempo determinado con ese sentimiento interno sea la vuelta de tuerca perfecta para volver a retomar el ritmo sin más y continuar con todo, pero si tomas ese estado como forma de vida, ¿de verdad piensas que tienes tantos días como para tomarte el privilegio de desperdiciarlos todos?

jueves, 16 de junio de 2011

Las palabras exactas

He aprobado. Lo siento. Es niña. Te quiero. Por favor. ¿Cuánto es? No puedo. Tengo trabajo. Mañana mejor. Otra vez. Yo quiero. No llores. Es verdad. Tengo hambre. Pasó así. Mi amor. Dímelo ya. No vayas. Más rápido. ¿Estudiamos luego? Es mío. ¿Salimos después? Me equivoqué.

Era broma. Para septiembre. No mientas. Lo sabía. ¿Duermes conmigo? Hablamos luego. En invierno. Otro día. Sí, quiero. Estás morena. Es cáncer. Te odio. ¿Me acompañas? Esta ahí. Para ya. He quedado. Está hecho. Una mierda. Estás borracha.

Se acabó. No sabía. Me robaron. Ha muerto. Estoy enamorado. Es pronto. Al Caribe. Muy dulce. No, gracias. Lo intento. Menos guasa. Un bicho. Devuélvemelo ya. Nunca más. Ésa es. Mejor amigos. Huele raro. Queda bien. Vamos ya.

Lo entiendo. De noche. Para mamá. Estoy cansada. Necesitas ayuda. No temas. Me caso. Es frágil. Son gemelos. Feliz cumpleaños. Es música. Me encanta. Ha vuelto. Está fuera. Qué bonito. Mejor largo. Con tacones. Bacardi Naranja. Cien veces. Una más. Sin palabras.

Y para ti, ¿cuáles son las palabras exactas que necesitas escuchar o decir en este preciso instante?

jueves, 9 de junio de 2011

Amor caduco

Hoy he sacado de mis adentros todo lo que tenía, he hurgado entre mis vísceras para ver de qué material estaba hecho eso que llamábamos amor y he probado con mi propia lengua que aquello tenía un sabor agrio, que la fecha de caducidad se nos olvidó mirarla y que los restos putrefactos que albergaba entre mi pecho y mi espalda eran el motivo de mi sufrimiento.

Es por ello que te declaro perdida esta guerra entre mi mente y mi corazón y desquito cada una de las medallas que te coloqué por el módico precio de un te quiero a cambio. De mi saco tu olor que tantas noches impregnó mis sábanas y recojo cada uno de tus recuerdos para almacenarlos en el cajón de nunca jamás. De mi cuerpo borro cada caricia con la que me elevaste a los cielos para dejar marcada esta piel que tantas veces tocaste.

Lo que ayer fueron suspiros entrecortados hoy los transformo en silencios sinsentido, lo que antes me hacía vibrar, ahora no conmueve ni lo más profundo de mi ser. Elimino de cada poro de mi piel cualquier rastro que pueda quedar de ti y deshago sin ningún tipo de complejidad todos y cada uno de los nudos estomacales que provocaste en el pasado.

La puerta por la que se accedía a nuestro pasado conjunto ha sido cerrada con llave y lanzada al fondo del mar, las promesas que juramos no romper nunca, han desaparecido sin dejar rastro y mi corazón me ha pedido cerrar por vacaciones.

Ya no te daré más besos dulces que te suban la glucosa, ni noches prohibidas que aceleren tu ritmo cardiaco. Ya no serás tú el testigo de mis logros y mis fracasos, y no serán tus manos las que me hagan estremecer.

No recuerdo, ni tengo constancia del instante en el que decidimos que esto no era un para siempre. No sabría concretar en qué momento y lugar se quedaron nuestras ganas e ilusiones, pero deben andar por ahí, en busca de un alma nueva que les haga revivir y un cuerpo con el que volverse a identificar.

Y es que, a decir verdad, ya no hacía falta que lo hablásemos, porque sabíamos que no nos escuchábamos, ya no era necesario que mirásemos hacia el futuro con los mismos ojos porque comprendimos que no veíamos lo mismo, ya no teníamos que fingir que nos queríamos, porque hacía bastante tiempo que de eso ya nos habíamos olvidado.

miércoles, 8 de junio de 2011

Superación personal

La vida de Óscar Lisbona, un canterano del Unicaja de baloncesto, dio un giro el 29 de junio de 2003, cuando sufrió un grave accidente de tráfico que le dejó 33 días en coma y un año en silla de ruedas...


Para seguir leyendo este reportaje que he escrito entra en esta dirección:
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2011/06/07/oscar-lisbona-vida-lucha-superacion/428051.html


Un saludo!

jueves, 2 de junio de 2011

Lectura positiva

Abro el periódico y lo de siempre, sucesos de todas clases y colores, alguna muerte por violencia machista y el político de turno hablando de no se qué. Mejor será que lo cierre y espere a ver si llega el fin de semana y algún reportaje me alegra la semana, hombre.

La televisión es más de lo mismo, lo único que con un valor añadido, el de la imagen y la radio no es que vaya por otro camino en cuanto a las noticias se refiere. Aun así, y teniendo en cuenta la sensación de que sólo ocurren cosas negativas a nuestro alrededor, lo que verdaderamente nos importa a veces no sale reflejado en ningún medio de comunicación.

Algunos quieren saber si aprobarán todas sus asignaturas y podrán estudiar para Selectividad, otros en cambio, necesitan averiguar cuál es el turno que tienen mañana y millones de otros tantos desean ponerle día y mes al momento en el que volverán a trabajar.

También existen otro tipo de noticias que no aparecen en ningún medio de comunicación, esas que murmuran en la calle, entre el gentío, y que se hacen eco a través del boca a boca.

Se tratan de ese tipo de cosas que a uno cuando llega a casa tras la jornada completa del día le dan que pensar como puede ser el enterarte de que a la mujer de un compañero le ha dado un ictus y le quedan días de vida, que tuvo un accidente sin más y falleció en el acto o que por fin se ha podido quedar embarazada pero hay que quitárselo de urgencia porque viene con serios problemas.

Es por eso que todo tiene un doble sentido y debemos aprender a leer y a escuchar que donde hay un suceso, un hecho de alguien cercano o algún acontecimiento que impacte, tenemos la oportunidad de seguir luchando por lo que queremos y disfrutar del momento ya que algunas cosas sorprenden sin más a primera hora de la mañana en un breve de ocho líneas o en una página completa a cinco columnas. Yo por eso, disfruto del reportaje de turno del fin de semana y, con suerte, espero el siguiente.

jueves, 19 de mayo de 2011

Despierta España

Desde hace algunos días en España parece que hay vida. Hace ya tiempo que las personas se encontraban en un estado a medio camino entre el sueño y el limbo, alejados de la realidad y sin capacidad alguna de reacción.

Parece que algo está cambiando y que la gente se ha despertado. La población se ha cansado de ser sumisas y obedientes y da la impresión de que hasta tienen interés en que se les escuche o por lo menos hacen por que se les oiga.

Pertenezco a esa generación en la que un título universitario no es suficiente para optar a un trabajo. Yo formo parte de ese escalafón social al que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya se ha atrevido a casi bautizar como “generación perdida”. Me encuentro entre el deseo de un ni-ni, es decir, no tener trabajo y vivir con tus padres, y la frustración de todo aquel que no se considere de tal forma. ¿Cuántos motivos más se pueden necesitar?

Resulta incomprensible ver cómo una sociedad que soporta la escalofriante cifra de cinco millones de parados y se muestra, en un alto porcentaje, descontenta con el gobierno que les dirige, no se haya lanzado a las calles en ninguna ocasión hasta este momento.

No comprendo por qué todos nos quejamos de nuestra situación y nadie ha creído conveniente el comenzar a hacer algo hasta ahora. Habrá quien esté ya buscando a qué formación política se aproxima este movimiento, pero sea cual sea su referente, es la primera vez, desde que España es democrática y vive su peor crisis, que la población se moviliza por la situación que se vive.

Las elecciones se encuentran a la vuelta de la esquina y muchos municipios ya han revalidado su cargo sin ser necesario el dirigirse a las urnas. No hay mucho que poder hacer para que a las fechas que estamos los políticos tiemblen de cara a su gran noche.

Sólo habrá que esperar a que pase ese momento -el 22 de mayo- para poder comprobar si las concentraciones pacíficas son de verdad la voz del pueblo o, por lo contrario, han supuesto un sueño en este país adormecido.

lunes, 2 de mayo de 2011

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo en el que las personas dedicadas al oficio del periodismo requerían tan sólo de un bloc de notas y un bolígrafo en mano con el que salir a la calle para buscar la noticia y ser el primer testigo de lo que sucedía ahí fuera sin intermediarios. Tener un buen olfato para saber qué es importante, acompañado de las técnicas necesarias de redacción hacían que aquella persona capaz de escuchar a su fuente, comprender sus inquietudes y que fuera ética y moralmente fiel a la profesión, culminara su información con una exquisita calidad.

Hubo un tiempo en el que las personas dedicadas al periodismo vivían con una maleta preparada por si en cualquier momento debían de partir. Los viajes, el conocimiento de otras culturas, idiomas y personas era algo íntegro en el modo de trabajo de aquellos que no se dedicaban sólo a la información estrictamente local pero, al parecer, este tipo de periodismo ha dado paso a un modelo nuevo e implantado desde hace algunos años.

Las redacciones se han convertido en el centro neurálgico de toda información y miles de correos electrónicos a modo de notas o comunicados de prensa, son el claro ejemplo de ello. Los trabajadores están mas horas sentados en sus mesas con sus ordenadores que fuera de las oficinas. Ahora no se escucha hablar sobre lo que sucede aquí o allá, sólo se teclea.

Las televisiones, radios y periódicos están llenos de becarios explotados por sueldos ruines y no apuestan de verdad por las nuevas generaciones. Los temas propios son sustituidos por informaciones con enfoques institucionales con los que mantenerse en este duro momento. El beneficio económico está dando pie a que cientos de cosas que suceden a nuestro alrededor no tengan voz por no ser vendibles y nadie hace nada por cambiarlo.

El interés económico le ha ganado la batalla al derecho de la información y las empresas y partidos políticos han sabido sacar provecho de esta tendencia ya que han convertido a los medios en sus principales portavoces.

Un periodista se trata de aquella persona que además de poseer su título universitario cuenta con un alto grado de conocimiento de la actualidad y una gran responsabilidad social a la hora de narrar unos hechos de manera sencilla y comprensible para llegar al mayor número de personas posibles. La esencia principal de todo esto es tener la posibilidad de dar voz a los que no pueden hablar por si solos.

En la actualidad un periodista es una persona capacitada para realizar el trabajo de dos o más personas, por el módico precio de una, con suerte. El pack “periodista-fotógrafo-cámara” es el más demandado por todos aquellos grandes jefes que manejan esta nueva reconversión del oficio.

Las corresponsalías están en peligro de extinción y suenan a algo del pasado mientras que hablar de Internet no es futuro. Internet es el presente y la vertiginosa rapidez con la que se difunde a través de él ha hecho que se convierta en un arma de doble filo.

El formato web o las redes sociales acaparan esta nueva forma de difusión a la que todo el mundo puede acceder y no existen barreras espacio temporales. La revolución tecnológica parece ser una nueva herramienta con la que poder luchar hacia un periodismo más libre, más justo, en definitiva, el buen periodismo.

Felíz Día Mundial de la Libertad de Prensa

sábado, 16 de abril de 2011

Comienza la temporada

 El frío del invierno ha dado paso a la inestabilidad de la primavera y con ella, los peces gordos que rigen las noches del paseo marítimo de Los Álamos -ubicado en Málaga- se frotan las manos. Todo está listo ya, todos han hecho los deberes en estos meses para volver a ser los garitos de moda, para ser cada día, el punto de ebullición.

Los chiringuitos son la esencia de las postales donde se enmarcan las playas malagueñas, pero estos en concreto, tienen funciones diferentes. Aquí, los espetos y cafés que se sirven a las cuatro de la tarde se sustituyen por los primeros mojitos del día, los que dan lugar tras la caída del sol, a los cubatas acompañados de música, como requiere la ocasión.

Cuando el cielo se cubre de azul oscuro, allí todo se transforma. Cada uno de los “chiringos” enciende sus luces para vestir más aun su cuidada fachada. Las aceras ya no son transitadas por familias que pasean, personas que hacen deporte o bañistas que disfrutan del día. Ahora los escotes, las camisas y un alto índice de alcoholemia inundan las calles.

En esta ambientada zona se codea gente guapa y gente fea vestida de guapa. Gente de aquí que prefiere un martes para tomar algo y gente de fuera que ansía el sábado para asistir a la cita de la semana. Gente que espera acabar la noche en buena compañía o gente que le gusta pasar la noche bien acompañado, sin más. A lo largo y ancho del paseo hay lugar para todos.

La fórmula parece funcionar y cada día, una vez llegado el verano, las cajas hacen su particular agosto. Lorenzo le da el relevo a las noches, sin que la música deje de sonar, sin que el camarero deje de sonreír, en definitiva, sin que los motivos que hacen de este lugar muerto en invierno, un punto estratégico de fiesta y diversión... Comienza la temporada.

Fin de semana

La música sonaba fuerte y a ritmo de hip hop o de pachanga. No había un patrón exacto que indicara qué bailar ni qué cantar. Las prendas cada vez sobraban más y el cuerpo se contoneaban sin problema alguno según se iba dando la ocasión. Tan solo el botellín, nosotras y el alrededor son testigos del momento. Miradas cómplices, risas por todo y risas por nada y sobre todo la buena compañía.

Esos son los elementos necesarios para que un par de horas o tres se conviertan en el tiempo que una persona requiere para pasarlo bien, para sentir que la semana aunque llega a su fin, compensa con los madrugones, las carreras y la falta de cualquier otro tipo de cosa.

Y es que son las cosas en pequeñas dosis las que te hacen disfrutar cada día más, las que te hacen darte cuenta de que si el jueves no fue del todo bueno el viernes puede ser maravilloso y encima aún queda por disfrutar muchísimo más, porque la noche es joven y nosotras aún más.

Buen fin de semana.

sábado, 2 de abril de 2011

Vender en tiempos revueltos

Mia es su propia jefa, no tiene horarios ni motivos por los que dar explicaciones de si un día se levanta a las ocho o a las once de la mañana. Nadie puede decirle cuándo debe ir a hacer visitas con sus clientes o hablar con su gestor y quizás estas sean unas de las pocas ventajas de tener a día de hoy su propia inmobiliaria.

Con su negocio ubicado en Torremolinos desde hace casi diez años ha vivido en primera persona tanto el 'boom' como la crisis inmobiliaria. Sus cuentas son sus principales testigos. “No es lo mismo que vos ingreses veinte mil euros mensuales sin apenas moverte, que estar doce horas al día entre teléfonos, bancos y clientes para conseguir tres mil euros de comisión”.

A Mia no le sorprende escuchar que un vecino tiene la casa embargada o que han echado del trabajo al del bloque de al lado y las cuentas ya no le salen. Tampoco parece inmutarse cuando habla de tanta competencia que se ha quedado en el camino en los últimos años. Se trata de un momento delicado en el que en la mayoría de los casos se vende por necesidad. Se compra porque el que puede sabe que es el momento.

Nada de esto es nuevo para ella. Esta argentina que emigró de su país por la situación económica y sentimental que le rodeaba no es la primera vez que se ve agobiada y con los números en rojo. Su primer destino cuando llegó a tierras españolas, un 7 de agosto de 2001, fue Almería donde comenzó como temporera en la recogida de las almendras. De ahí se trasladó a Málaga y obtuvo trabajo limpiando casas para poder subsistir hasta que alguien le ofreció un puesto como comercial en una inmobiliaria y vendió un piso en su primera semana de trabajo.

Nunca se había dedicado a este sector pero la experiencia le sirvió para montar su propio negocio en un local de 20 metros cuadrados con sólo una persona contratada y otras dos a las que pagaba en negro y entre las cuales se encontraba ella misma. El esfuerzo por sacar su empresa adelante fue acompañado por la carta blanca por parte de los bancos a la hora de conceder préstamos y tuvo como recompensa hacer de su pseudónimo -Mia- una persona reconocida dentro del mundillo de la compra-venta. Todo ello culminó con la ansiada nacionalidad española que obtuvo después de tres años en el país como ilegal.

Coche nuevo, casa de tres plantas y una situación económica desahogada le llevaron a vivir un ritmo de vida insostenible como la propia burbuja que envolvía las operaciones que se realizaban entre las paredes de su ampliado local o su nueva oficina que abrió en Alhaurín de la Torre.

Su pequeña riqueza se la comió en forma de viajes a lugares que siempre había deseado estar, pantalones Levis y comidas en días de diario en las que ella invitaba. Nunca fue una mujer coqueta. Nada de tintes, cremas caras ni complementos de precios vertiginosos.

Ahora la situación es diferente, los tiempos han cambiado y su chalet se traduce en dos meses sin pagar la hipoteca, la oficina de Alhaurín cerrada desde hace algunos años y una nómina que le hace pensar si salir de Argentina en busca de una nueva vida fue la decisión acertada.

“ ¿Has vendido algo este mes, Mia? ”- El calendario marca ya día 25 y en cuestión de una semana comenzarán a venir facturas y las nóminas de sus dos empleadas. -“No, todavía no”- responde alegre, sin perder la sonrisa de la cara.

Son muchas las vidas que conoce cuando alguien cruza la puerta de su negocio y siente que a pesar de todo, podría estar peor. Es una mujer positiva y a sus 42 años tiene la certeza de que poco a poco su situación se saneará.

En cuanto al mercado inmobiliario en España no cree que se produzca una situación parecida a la vivida en los años previos a la crisis económica pero, por su bien, espera que todo se estabilice, que los bancos quieran dialogar y que el temor de aquellas personas que no se atreven a hipotecarse se disipe poco a poco.

Cada día tras levantarse y ducharse se enfunda los zapatos mas estropeados que tiene. Son esos los que les trae suerte y con ellos puestos se marca como objetivo el conseguir que un cliente compre o alquile algunas de sus propiedades, solo así, sonríe más de lo habitual.

domingo, 13 de marzo de 2011

Ortografía

Escribir es algo que no requiere de mucha habilidad. Saber las normas básicas y dejar que las manos vayan creando algo tampoco tiene mucha ciencia. Otra cosa es la calidad de lo escrito, es decir, si merece la pena o no, si realmente te llega algo a pesar de tener una excelente ortografía.

Pero de qué sirve saber escribir tan bien si las palabras están vacías. De qué vale que escribas de manera correcta tus esdrújulas si tu texto lo único que hace ver son llanas y agudas. No se pueden llamar erratas a aquellos errores que proceden de otro lado.

El sujeto tiene que tener concordancia con el predicado, la ortografía debe revisarse, los dobles espacios tienen que omitirse y, sobre todo, hay que leer en voz alta porque se escribe para alguien y debes cuidarte de transmitir exactamente lo que desees.

A una buena entradilla le sigue una trama enriquecida con las ideas claras que culminan con un final acertado y que sepa llegar en el momento justo. Ni antes ni después. La ecuación de todo ello conseguirá que te lean hasta el final.

Cuando creas que todo está a punto, publícalo. Si todo ha sido cuidado de verdad, el éxito está asegurado. Pero si aún creyendo que estaba apto, aquel que te lee sigue sin creer en tu texto, si falta algo que le haga continuar después del tercer renglón, entonces algo está fallando y no obtendrás la fidelidad de ese lector.

Revisa una y otra vez tus puntos, seguro que te saltaste algo por algún despiste o distracción. Deja que la mente se abra a posibles cambios de estructuras y presta mucha atención a lo que lees y escuchas porque, quizás, lo que sucedió es que tú querías que leyeran poesía cuando no dejabas de mostrar unas pobres letras, sin más.

domingo, 6 de marzo de 2011

Crónica de un viaje ya vivido

Punta Cana. No hay dos palabras que puedan resumir mejor la esencia de un viaje de estudios, los nueve días y siete noches que anuncia el inicio del fin de una etapa que probablemente se recuerde como una de las mejores épocas de tu vida.

Allí se quedó algo de mí. Carcajadas que aún resuenan en mi memoria, cientos de neuronas que asesiné a golpe de ron y quedaron esparcidas en el Océano Atlántico y la promesa de volver a aquel mágico lugar.

Descubrí que era posible tener agujetas después de bailar horas. Que beber desde las ocho de la mañana tampoco sabe tan mal unos días. Que tenemos un concepto poco veraz acerca de la música que traen los países latinos. Que la gente es maravillosa y feliz con nada. Que me sienta genial comer buffet todos los días y que amo la playa por encima de muchas cosas.

Que bañarme con mis amigas después de una fiesta puede ser algo inolvidable. Que el hipocondríaco se olvida un poco de su salud. Que el que se propone disfrutar en todos los campos, lo consigue. Que el que no aprecia el placer de la comida, siempre comerá mal. Que los “yo nunca” después de la segunda copa se sueltan sin más. Que lo que no escribo queda entre las palmeras y nosotros.

Punta Cana se vive a ritmo de bachata con vaso en mano y acompañada de amigos dispuestos a amortizar cada céntimo que has desembolsado en esa ansiada semana. El tiempo es oro y ése oro se traduce en noches de locura, atardeceres de ensueño, moreno envidiable y un millón de anécdotas que vivir.

La vida con una pulserita en la muñeca se ve diferente y Punta Cana 2010 fue la prueba de ello.

lunes, 21 de febrero de 2011

Saquitos, bolsas y despensas

No se puede controlar. Quien puede hacerlo es porque aún no lo requiere del todo. Cuando llega, llega. Algunos necesitan almacenar los meses en pequeños saquitos hasta que rompen y otros en cambio tienen la bolsa rota y por ello nunca acumulan nada. Dicen que hay quien tiene una gran despensa y pueden pasar años hasta que lleguen vaciarla.

Dependiendo del material y el grosor de los saquitos, las bolsas o la despensa se puede soportar mas o menos tiempo pero todos, tarde o temprano, acaban rotos. Las cosas cotidianas, las excepcionales o la mezcla de ambas son las que deciden ese momento.

A mi prima pequeña le sucede cuando mi tía sube el tono de voz mas de lo que ella considera oportuno. Hay quien lo siente cuando ve "Ghost" aunque sea por enésima vez y en italiano, eso no importa. Unos porque echan de menos, otros porque acaban de perder algo.

Tu mente se aturulla, tu alma se encoge y tus ganas comienzan a ser inevitables. Un trabajo nuevo, una pelea amorosa, la lotería que te ha tocado, el último examen de carrera o la desesperación de un día negro son muchos de los motivos que te hacen que tus ojos empiecen a humedecer.

Ya no hay marcha atrás. Los saquitos donde se almacenaban cada una de tus lágrimas han comenzado a desquebrajarse lentamente y solo te queda suspirar y dejar que todo transcurra sin mas. Así todo será natural, así todo se expulsa hacia fuera. Entonces, comienzas a llorar.

jueves, 17 de febrero de 2011

Curioso detalle

Comienza con un simple comentario, en la mayoría de los casos, inoportuno por alguna de las partes y siempre viene precedido por algún acto, acontecimiento o interpretación de los hechos del sujeto “x”. Después todo fluye, solo hay que dejarse llevar.

Una voz mas alta que otra, algún argumento mas convincente de lo esperado o un insospechado contra ataque, digno de hasta el impensable peón que derriba al rey, con el que noqueas al que se ha convertido en tu adversario y esperas acallar su boca. Los nervios florecen, las pulsaciones se aceleran y la sangre hierve. Ya no hablas, gritas. Ya no razonas ni escuchas porque en tu mente solo hay una cosa, ésa persona no está de tu lado.

Si has llegado a tal extremo e identificas cada uno de los pasos mencionado siento decirte que acabas de rozar el límite entre lo patético y lo absurdo. O quizá los dos, no se, pero acabas de pelearte y encima por hablar de política. Jaque mate.

Apoyo que cada persona tenga sus afinidades políticas y pensamientos sean del lado que sea. Izquierda o derecha ¿qué mas da? En realidad, es indiferente si cada uno se aproxima a alguna fuerza aunque solo sea de lejos. Respetar los ideales del amigo, familiar o compañero de trabajo debería ser primordial y no pelearse por ello lo mas coherente porque seas del partido que seas, ninguno está haciendo gran cosa por mí. No soy una etiqueta y mucho menos un voto.

Si lograsen descifrar los problemas que cada uno de los que ellos catalogan como estadísticas “a favor” o “en contra de” tienen, descubrirían que su forma de hablar, su manera de expresarse o su diálogo sobre cualquier tema en cuestión, sean de izquierda, derecha o centro, no solventan sus preocupaciones.

En mi caso personal me encuentro con un gran hándicap en mi vida laboral y debería ser asunto de Estado a mi parecer. No tengo idiomas. Pertenezco a esa generación en la que toda preparación es poca y un sueldo ruin se cotiza alto. Las empresas requieren de personas cada vez mas cualificadas, con experiencia y dos idiomas mínimo, por favor.

Estudié primaria, secundaria, bachillerato y una licenciatura. Mi periodo de formación se ha dado con ambos partidos políticos dominantes y ninguno se molestó en darme la educación necesaria en materia de inglés.

Mis padres decidieron apuntarme a clases de apoyo para reforzar mis lagunas lingüísticas y creo que fue una decisión acertada. Hoy por hoy, el mucho o poco conocimiento que tengo se lo debo a mi profesora particular de la cual desconozco su ideología. Curioso detalle.

lunes, 14 de febrero de 2011

Dicen que hoy es tu día

Las relaciones en las que las mariposas son dueñas de sus estómagos. En las que aún se ponen nerviosos cuando les tocan. Las que la rutina ha destruido. Las relaciones en las que uno tira más que el otro. Las que parecen perfectas. Las que son un sinsentido absoluto. Las parejas que están juntas. Las que van a romper. Las que nunca acabarán. Las que no se darán jamás una oportunidad. Las que se repetirán mil y una vez.

Los amores de verano. Los que duran lo mismo que el viaje en el que se conocen. Los que solo llaman a las cinco de la mañana. Los de una sola noche. Los que te llevan al cine y a cenar un domingo cualquiera. Los que esperan a que entres en casa. Los que les da igual que vuelvas sola. Los que te hacen suspirar. Los que sonríen cuando les llaman. Los que se saben que son de verdad. Los que hasta tú mismo hueles que son una gran mentira. Las relaciones clandestinas. Los amantes empedernidos. Los amores prohibidos.

El primer amor. El último. El que nunca olvidarás. El que todavía tienes presente. El amor de tu vida. El que fue más importante. El que desearías no haber vivido. El que te llenó de amargura. El que te hizo perder el tiempo. El que te hizo crecer como persona. El que estás empezando a sentir.

Para los que se ven todos los días. Para los que la distancia los separa. Para los que el tiempo no es barrera. Para los que cualquier motivo ya es una excusa. Para los que nunca regalan nada. Para los que siempre son detallistas. Los que dan sin recibir. Los que reciben sin merecer. Para los que dicen te quiero. Para los que nunca son capaces. Para los que expresan todo. Para los que se guardan los sentimientos como su mayor tesoro. Para los valientes que arriesgan. Para los que son cobardes y el miedo se adueña de su ser. No, para ellos no.

Los que abren la puerta al pasar. Para los que no recuerdan el día de vuestro aniversario. Los amigos que atraviesan esa línea. Los que son a primera vista. Los que se enamoran de inmediato. Los que conquistan en meses. Los que confiesan a los años. Los que callan para siempre. Los que morirán sin saber qué es el amor de verdad.

Porque existen millones de maneras de vivir un amor y no es algo que se explique, solo se siente y se demuestra cada día del año.




domingo, 6 de febrero de 2011

El país escaparate

Todo el mundo lo dice. Lo primero que llama la atención al llegar a una zona residencial en este país son las ventanas tan grandes que tienen las viviendas y para mas inri, sin rejas. Se trata de un lugar donde tu vida es la vida de todos, aunque según las variantes que intervengan, es mayor o menor el grado de intimidad con el que uno convive.

Si tu casa, apartamento o piso es céntrico estás condenado a ser como un Gran Hermano para todos los turistas que pasen por tus inmediaciones. Aquí juega un gran papel el amplio abanico de cortinas, visillos, estores o derivados que cada uno quiera poner. Los que se encuentran en pueblos o lugares mas apartados no están tan vigilados por el ojo ajeno.

Si pasara por delante de algunos inmuebles de manera rutinaria, con tan solo mirar su ventana podría saber si sus habitantes son cuidadosos con las plantas o por lo contrario dejan que se pongan mustias sin problema. También descubriría si utilizan en su día a día las velas o simplemente las tienen por tener. Aquí las flores, los centros decorativos y velas forman parte de la estampa habitual.

Podría hasta descubrir si ha nacido un niño y el sexo que tiene. Es fácil. Si en alguna cristalera ves colgada alguna cinta de color es que un nuevo integrante ha llegado a la casa. Si es azul es niño, si es niña, rosa.

Cuidan hasta el mas mínimo detalle, miden la intensidad de la iluminación según el momento en el que se encuentren y algunos incluso parecen ser profesionales en esto de mezclar formas y colores...Todo ello hace que tenga hasta sentido querer que todo sea tan visible.

En relación con esto, el otro día conocí a Lucky, una mujer alta de 1,80 de altura con pelo rubio y piel clara que hablaba un español con acento andaluz inesperado. Está casada con un almeriense y de ahí su deje a la hora de hablar la lengua. Ella es escaparatista aquí en Holanda de una tienda de ropa que aún no ha llegado al país mediterráneo. Resultaba curioso escuchar como decía que trabaja demasiado. Cuatro días a la semana “ pero de ocho de la mañana o ocho de la tarde no paro”.

A veces olvido que estoy fuera de España, que el pataleo es el único derecho que tenemos y que por desgracia allí nadie hace eso, allí se considera un privilegio tener un trabajo en estos tiempos que corren. A decir verdad, allí las ventanas son demasiado diferentes.

lunes, 31 de enero de 2011

El gran día

Debería haber estado nerviosa, inquieta o al menos con un pequeño nudo en el estómago que me advirtiera del cambio que en cuestión de horas iba a experimentar. Pensaba que la noche previa al “gran día” me sentiría como un niño en vísperas de Reyes. Los supuestos en este tipo de experiencias no son válidos. Los testimonios de quienes ya lo han vivido tampoco.

Montar en el vuelo VY 8368 con destino a Amsterdam me ha llenado de paz y tranquilidad. Como el manto blanco que cubre el cielo yo voy en una nube y aunque me aleje de mi paraíso particular, tengo la certeza de que poco a poco todo irá bien.

A mi lado se ha sentado una joven, probablemente de origen nórdico, que permaneció ajena al grupo de españoles que se encontraban en la parte posterior. Se nota que está acostumbrada a viajar- he pensado para mí- ellos en cambio me dio de que iban a pasar unos días de lujuria y desenfreno. Un viaje de amigos. Una experiencia única e inolvidable. Sus cánticos y premoniciones acerca de las hazañas que les esperaban me han acompañado todo el vuelo.

De la zona de atrás del avión no he visto nada. Tan solo me ha parecido que la persona que se ha sentado en el asiento trasero al mío no debía de ir muy cómoda o quizás era demasiado grande para el espacio que disponía, ya que los golpes que he recibido durante el trayecto en la zona lumbar me han hecho deducir algo así.

A pesar de todo ello, se que desde ahora el frío será mi fiel compañero, el inglés y holandés, mis primeros idiomas, los míos, mas míos que nunca y el buen clima y la dieta mediterránea el mayor de los deseos. Aun así, éste era mi momento para realizar algo así.