La música sonaba fuerte y a ritmo de hip hop o de pachanga. No había un patrón exacto que indicara qué bailar ni qué cantar. Las prendas cada vez sobraban más y el cuerpo se contoneaban sin problema alguno según se iba dando la ocasión. Tan solo el botellín, nosotras y el alrededor son testigos del momento. Miradas cómplices, risas por todo y risas por nada y sobre todo la buena compañía.
Esos son los elementos necesarios para que un par de horas o tres se conviertan en el tiempo que una persona requiere para pasarlo bien, para sentir que la semana aunque llega a su fin, compensa con los madrugones, las carreras y la falta de cualquier otro tipo de cosa.
Y es que son las cosas en pequeñas dosis las que te hacen disfrutar cada día más, las que te hacen darte cuenta de que si el jueves no fue del todo bueno el viernes puede ser maravilloso y encima aún queda por disfrutar muchísimo más, porque la noche es joven y nosotras aún más.
Buen fin de semana.
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