Todo el mundo lo dice. Lo primero que llama la atención al llegar a una zona residencial en este país son las ventanas tan grandes que tienen las viviendas y para mas inri, sin rejas. Se trata de un lugar donde tu vida es la vida de todos, aunque según las variantes que intervengan, es mayor o menor el grado de intimidad con el que uno convive.
Si tu casa, apartamento o piso es céntrico estás condenado a ser como un Gran Hermano para todos los turistas que pasen por tus inmediaciones. Aquí juega un gran papel el amplio abanico de cortinas, visillos, estores o derivados que cada uno quiera poner. Los que se encuentran en pueblos o lugares mas apartados no están tan vigilados por el ojo ajeno.
Si pasara por delante de algunos inmuebles de manera rutinaria, con tan solo mirar su ventana podría saber si sus habitantes son cuidadosos con las plantas o por lo contrario dejan que se pongan mustias sin problema. También descubriría si utilizan en su día a día las velas o simplemente las tienen por tener. Aquí las flores, los centros decorativos y velas forman parte de la estampa habitual.
Podría hasta descubrir si ha nacido un niño y el sexo que tiene. Es fácil. Si en alguna cristalera ves colgada alguna cinta de color es que un nuevo integrante ha llegado a la casa. Si es azul es niño, si es niña, rosa.
Cuidan hasta el mas mínimo detalle, miden la intensidad de la iluminación según el momento en el que se encuentren y algunos incluso parecen ser profesionales en esto de mezclar formas y colores...Todo ello hace que tenga hasta sentido querer que todo sea tan visible.
En relación con esto, el otro día conocí a Lucky, una mujer alta de 1,80 de altura con pelo rubio y piel clara que hablaba un español con acento andaluz inesperado. Está casada con un almeriense y de ahí su deje a la hora de hablar la lengua. Ella es escaparatista aquí en Holanda de una tienda de ropa que aún no ha llegado al país mediterráneo. Resultaba curioso escuchar como decía que trabaja demasiado. Cuatro días a la semana “ pero de ocho de la mañana o ocho de la tarde no paro”.
A veces olvido que estoy fuera de España, que el pataleo es el único derecho que tenemos y que por desgracia allí nadie hace eso, allí se considera un privilegio tener un trabajo en estos tiempos que corren. A decir verdad, allí las ventanas son demasiado diferentes.
Ahora se como te sientes, cuando conoces a alguien que habla español fuera es una sensación muy especial :) una gilipollez pero siempre gusta eh? Un beso enorme Mel y disfruta!
ResponderEliminarCuando entras en contacto por primera vez con un pais centroeuropeo, hay cosas como las que tú describes que llaman profundamente la atención. Ocurre también al contrario, cuando llegas a España y ves que tipo de costumbres hay aquí, pues idem.Después de conocer un poco,haber compartido y convivido y saber como son...creo que las exposición que ellos hacen de sus vidas por medio de sus grandes ventanas-escaparates, es simplemente para brindar hospitalidad.
ResponderEliminarDisfruta intensamente,un beso de alguién que te lleva en el corazón.