Comienza con un simple comentario, en la mayoría de los casos, inoportuno por alguna de las partes y siempre viene precedido por algún acto, acontecimiento o interpretación de los hechos del sujeto “x”. Después todo fluye, solo hay que dejarse llevar.
Una voz mas alta que otra, algún argumento mas convincente de lo esperado o un insospechado contra ataque, digno de hasta el impensable peón que derriba al rey, con el que noqueas al que se ha convertido en tu adversario y esperas acallar su boca. Los nervios florecen, las pulsaciones se aceleran y la sangre hierve. Ya no hablas, gritas. Ya no razonas ni escuchas porque en tu mente solo hay una cosa, ésa persona no está de tu lado.
Si has llegado a tal extremo e identificas cada uno de los pasos mencionado siento decirte que acabas de rozar el límite entre lo patético y lo absurdo. O quizá los dos, no se, pero acabas de pelearte y encima por hablar de política. Jaque mate.
Apoyo que cada persona tenga sus afinidades políticas y pensamientos sean del lado que sea. Izquierda o derecha ¿qué mas da? En realidad, es indiferente si cada uno se aproxima a alguna fuerza aunque solo sea de lejos. Respetar los ideales del amigo, familiar o compañero de trabajo debería ser primordial y no pelearse por ello lo mas coherente porque seas del partido que seas, ninguno está haciendo gran cosa por mí. No soy una etiqueta y mucho menos un voto.
Si lograsen descifrar los problemas que cada uno de los que ellos catalogan como estadísticas “a favor” o “en contra de” tienen, descubrirían que su forma de hablar, su manera de expresarse o su diálogo sobre cualquier tema en cuestión, sean de izquierda, derecha o centro, no solventan sus preocupaciones.
En mi caso personal me encuentro con un gran hándicap en mi vida laboral y debería ser asunto de Estado a mi parecer. No tengo idiomas. Pertenezco a esa generación en la que toda preparación es poca y un sueldo ruin se cotiza alto. Las empresas requieren de personas cada vez mas cualificadas, con experiencia y dos idiomas mínimo, por favor.
Estudié primaria, secundaria, bachillerato y una licenciatura. Mi periodo de formación se ha dado con ambos partidos políticos dominantes y ninguno se molestó en darme la educación necesaria en materia de inglés.
Mis padres decidieron apuntarme a clases de apoyo para reforzar mis lagunas lingüísticas y creo que fue una decisión acertada. Hoy por hoy, el mucho o poco conocimiento que tengo se lo debo a mi profesora particular de la cual desconozco su ideología. Curioso detalle.
¡Ánimo! conseguiras tu objetivo...y como bien ya sabes, todo es cuestión de empeño,sacrificio y superación. Un beso de alguién que te lleva en el corazón.
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