lunes, 2 de mayo de 2011

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo en el que las personas dedicadas al oficio del periodismo requerían tan sólo de un bloc de notas y un bolígrafo en mano con el que salir a la calle para buscar la noticia y ser el primer testigo de lo que sucedía ahí fuera sin intermediarios. Tener un buen olfato para saber qué es importante, acompañado de las técnicas necesarias de redacción hacían que aquella persona capaz de escuchar a su fuente, comprender sus inquietudes y que fuera ética y moralmente fiel a la profesión, culminara su información con una exquisita calidad.

Hubo un tiempo en el que las personas dedicadas al periodismo vivían con una maleta preparada por si en cualquier momento debían de partir. Los viajes, el conocimiento de otras culturas, idiomas y personas era algo íntegro en el modo de trabajo de aquellos que no se dedicaban sólo a la información estrictamente local pero, al parecer, este tipo de periodismo ha dado paso a un modelo nuevo e implantado desde hace algunos años.

Las redacciones se han convertido en el centro neurálgico de toda información y miles de correos electrónicos a modo de notas o comunicados de prensa, son el claro ejemplo de ello. Los trabajadores están mas horas sentados en sus mesas con sus ordenadores que fuera de las oficinas. Ahora no se escucha hablar sobre lo que sucede aquí o allá, sólo se teclea.

Las televisiones, radios y periódicos están llenos de becarios explotados por sueldos ruines y no apuestan de verdad por las nuevas generaciones. Los temas propios son sustituidos por informaciones con enfoques institucionales con los que mantenerse en este duro momento. El beneficio económico está dando pie a que cientos de cosas que suceden a nuestro alrededor no tengan voz por no ser vendibles y nadie hace nada por cambiarlo.

El interés económico le ha ganado la batalla al derecho de la información y las empresas y partidos políticos han sabido sacar provecho de esta tendencia ya que han convertido a los medios en sus principales portavoces.

Un periodista se trata de aquella persona que además de poseer su título universitario cuenta con un alto grado de conocimiento de la actualidad y una gran responsabilidad social a la hora de narrar unos hechos de manera sencilla y comprensible para llegar al mayor número de personas posibles. La esencia principal de todo esto es tener la posibilidad de dar voz a los que no pueden hablar por si solos.

En la actualidad un periodista es una persona capacitada para realizar el trabajo de dos o más personas, por el módico precio de una, con suerte. El pack “periodista-fotógrafo-cámara” es el más demandado por todos aquellos grandes jefes que manejan esta nueva reconversión del oficio.

Las corresponsalías están en peligro de extinción y suenan a algo del pasado mientras que hablar de Internet no es futuro. Internet es el presente y la vertiginosa rapidez con la que se difunde a través de él ha hecho que se convierta en un arma de doble filo.

El formato web o las redes sociales acaparan esta nueva forma de difusión a la que todo el mundo puede acceder y no existen barreras espacio temporales. La revolución tecnológica parece ser una nueva herramienta con la que poder luchar hacia un periodismo más libre, más justo, en definitiva, el buen periodismo.

Felíz Día Mundial de la Libertad de Prensa

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