Ahora es momento de iniciar nuevos proyectos. Parece ser el instante adecuado para intentar cumplir de nuevo esas promesas que ya habían sido rotas, como es volver a retomar los estudios, aprender ese idioma que tanto cuesta o ser fiel de una vez por todas a la rutina semanal del gimnasio.
El otoño invita a la reflexión, a los domingos acompañados de palomitas y películas y al horario fijo de comidas. Todo ello se ve acentuado con la llegada del invierno, el frío y las prendas gruesas que envuelven nuestros cuerpos.
El aire acondicionado es sustituido por la calefacción, los martes de juerga por los incondicionales sábados y la aparente despreocupación de los días, da lugar a la monotonía semanal que se produce de lunes a viernes sin cesar.
Los viajes planeados, a base de caprichos no concedidos, consiguen tener una fecha en el calendario y motivan el paso de las lunas. Los puentes, las fiestas navideñas y el cambio de año, como preludio de un posible giro en la vida, hacen del invierno, la más agridulce de las estaciones.
Todo ello da paso a la primavera, ese momento en el que todo se tiñe de multicolor y el sol empieza a ser un tímido compañero en las mañanas.
El recuerdo del mal tiempo en los meses anteriores, sumado con las ganas de ir más ligeros, hacen que los resfriados y las congestiones sean uno más por las calles, que ya empiezan a ser ocupadas por las terrazas de los bares y el gentío que las llena.
Y sin darnos cuenta, el verano, de tantas veces nombrarlo, se instala sin más. El moreno recubre la piel de todos, en mayor o menor grado, y los días están llenos de ganas de playa, noches que se alargan más de lo pensado y situaciones que hacen pensar que por larga que sea esta estación, siempre sabe a poco.
Aun así, un día te asomas y ves que el cielo comienza a estar nublado, que ya no apetece como hace días eso de estar sin rumbo en ninguna parte y que mañana tienes que levantarte para hacer algún recado sin demorarlo ni un día más. Entonces te levantas y te das cuenta que septiembre otra vez ha llegado.
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