No se puede controlar. Quien puede hacerlo es porque aún no lo requiere del todo. Cuando llega, llega. Algunos necesitan almacenar los meses en pequeños saquitos hasta que rompen y otros en cambio tienen la bolsa rota y por ello nunca acumulan nada. Dicen que hay quien tiene una gran despensa y pueden pasar años hasta que lleguen vaciarla.
Dependiendo del material y el grosor de los saquitos, las bolsas o la despensa se puede soportar mas o menos tiempo pero todos, tarde o temprano, acaban rotos. Las cosas cotidianas, las excepcionales o la mezcla de ambas son las que deciden ese momento.
A mi prima pequeña le sucede cuando mi tía sube el tono de voz mas de lo que ella considera oportuno. Hay quien lo siente cuando ve "Ghost" aunque sea por enésima vez y en italiano, eso no importa. Unos porque echan de menos, otros porque acaban de perder algo.
Tu mente se aturulla, tu alma se encoge y tus ganas comienzan a ser inevitables. Un trabajo nuevo, una pelea amorosa, la lotería que te ha tocado, el último examen de carrera o la desesperación de un día negro son muchos de los motivos que te hacen que tus ojos empiecen a humedecer.
Ya no hay marcha atrás. Los saquitos donde se almacenaban cada una de tus lágrimas han comenzado a desquebrajarse lentamente y solo te queda suspirar y dejar que todo transcurra sin mas. Así todo será natural, así todo se expulsa hacia fuera. Entonces, comienzas a llorar.