Cuando el fin de un contrato está
próximo, la persona que se verá en un plazo cercano sin su empleo
no deja de pensar en esa fecha. Ese día que simboliza un antes y un
después en tu rutina laboral porque desaparece de un plumazo y
formas parte de esa gran familia que conforman millones de españoles
-más de cinco para ser exactos- y se denomina “parados”.
Yo soy una de ellas y no veo el momento
de dejar de serlo de una forma digna. Sin contratos basura, sin
becas, sin trabajos no acordes a mi preparación de por medio a los
que encima tienes que dar las gracias por ser un contratado más, que
tarde o temprano pasará a ser un trabajador menos. Esta es la
realidad en la actualidad y cuanto menos tardes en asumirlo, mejor
aprovecharás tu tiempo y sabrás qué hacer para no hundirte en
tu propio fango.
En un intento de optimismo ante esta
situación, aunque los dos párrafos anteriores no lo parezcan, diré
públicamente que muchas personas de las que se encuentran en este
momento, que espero que no se convierta en algo estático para nadie,
están en un estado de creación y reencuentro así mismo que podría
elevarse al término de “quasi perfecto”.
A nadie le gusta estar sin ingresos más
de cierto tiempo, o peor aún, mucha gente no puede permitírselo por
razones obvias, pero existe un grupo que aún no tiene cargas
familiares, existe un grupo que no espera mucho porque la crisis ha
sido lo primero que han visto al terminar su formación y desconocen
lo que significa “prescindir de” porque nunca han tenido nada.
De ese grupo diré que están entre los
20 y los 30 y pocos, que muchos cobran en negro y sobreviven, que las
ilusiones pasadas de comprar una casa y tener una familia han sido
reemplazadas por llegar a fin de mes, pagar el alquiler y, con
suerte, ahorrar para darse una escapadita. Nada de hipotecas o las
mínimas, por favor, que conocemos muy bien lo que sucede y quienes
pierden.
Aprovechar este momento de transición
entre un empleo y otro o entre tus estudios y la nada, para hacer
cosas que por desgracia están en desuso, como tener tiempo para
desarrollar tus habilidades u hobbies, es uno de los mayores regalos
que un parado puede recibir.
Internet y las redes sociales se han
vuelto la gran herramienta para que este grupo de personas puedan
hacerse oír. No hace falta un gran dote para escribir, componer,
dibujar, o cualquier cosa que uno pueda hacer. No hace falta un gran
dote porque es mas necesaria la constancia y las ganas que ningún
otro valor.
Esto no se trata de un intento fallido
de potenciar las ventajas de estar parado porque, básicamente, no
las hay. Tampoco es un análisis acerca de por qué están los
jóvenes ante este panorama ya que este texto carece de argumentación
al respecto, pero detrás de esta situación que engloba cifras
escalofriantes se esconden personas que deben recordar cada día su
valía y que tienen que hacer por sentirse bien ante esta incómoda
situación.
cuanta razzon mel. yo soy uno más como tu desde el 31 de abril.
ResponderEliminarxabi galicia